Llegamos al Viernes Santo, pasando los días confinados sin notar el agua que otros años complicaba las procesiones o las escapadas vacacionales. Son momentos para quitarse cosas pendientes, para ver la TV o hacer las llamadas que siempre queríamos hacer y nunca sacábamos un minuto para ello.
Hoy quiero plantear una reflexión en voz alta, pensar en lo afortunad@s que somos y todo lo que tenemos en nuestra vida y nunca hemos apreciado por ser algo que se tenía sólo por el hecho de pertenecer a la condición humana, es momento de tenerlo presente y que cuando poco a poco volvamos a la realidad no lo dejemos en algo simple y normal.
El tiempo es algo que no se puede comprar y del que debemos disfrutar en los diferentes ámbitos de la vida, ya sea en trabajo, estudios, ocio, tiempo libre..., y seamos dueños de él.
Hoy mi homenaje va para l@s niñ@s, que gran lección nos están dando estos días, se adaptan mejor a los acontecimientos que los adultos, está comprobado científicamente y ahora lo estamos viendo muy de cerca.
Personas que por su edad tienen a sus ídolos ahora más que nunca a su lado y que buscan nuestra atención para que les ayudemos con sus tareas escolares, enseñemos lo que se hace en casa, practiquemos deporte, veamos los dibujos o pelís a su lado, juguemos con ell@s y en definitiva compartamos aquello que para nosotr@s es muy preciado y para ell@s hasta hace pco rutinario: el tiempo. Seamos felices y regalemos este bien preciado a nuestr@s niñ@s, y créanme que en un futuro seremos recompensados con creces.
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