Llevo unos días dándole a la cabeza para poder despedir este curso de una manera elegante y sincera, pero me ha sido difícil después del último despropósito de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes.
Imagino que la brillante idea de cesar a los interinos el viernes 27 de junio y dejarlos sin poder asistir al claustro final del lunes 30 de junio, por el mero hecho de ahorrarse tres días, debe haber salido de alguna mente iluminada de los viajeros del AVE, esas personas que nos han instalado en Castilla-La Mancha desde 2011 para hacernos la vida un poquito más dura cada día.
Es el consuelo que me queda, que haya sido un profesional del recorte, el que lo haya hecho y no un profesional castellano manchego de la educación metido a justiciero para escalar puestos en su jerárquica vida.
Y me viene a la mente, y si yo hubiese sido tan profesional como ellos y hubiese ejercido de profesor a media jornada como decía mi contrato y no dedicar el mismo tiempo que cualquier profesor a jornada completa. Era lo que pretendían, que la educación bajase en calidad para justificar sus despropósitos diarios que han supuesto los mayores recortes de la historia de la democracia. Que nuestro alumnado viviesen el mismo trato que recibimos día a día después de desvivirnos por la Administración.
Pues no, soy diferente, me encanta mi trabajo, es vocacional y creo que para que trabajar con personas lo primero que hay que ser es persona. En el proceso de enseñanza-aprendizaje debemos aprender a la vez que enseñamos, no podemos pretender dejar el trabajo a medias, dar clases y que completen las asignaturas o módulos en sus casas con largas jornadas de trabajos y estudios. Necesitamos vivenciar las diferentes unidades y temarios que ofrezcamos para comprobar si nuestra programación es adecuada o por el contrario tenemos que retocar y mejorar diferentes aspectos de la misma.
Necesitamos intercambiar experiencias con el alumnado vitales más allá de los libros, actividades y trabajos, necesitamos mancharnos de tiza, comprobar porque no funciona el proyector, que nos duela la cabeza, hacer fotocopias, preparar exámenes, redactar presentaciones en power point, preparar textos en word, ..., y ellos no saben todavía que muchas de esas cosas no se pueden hacer mientras se da clase. Se hace en recreos, en huecos entre hora y hora, y sobre todo en casa, fuera del trabajo.
Pero que van a entender, si su jornada empieza a las 9:00 h, repasando los asuntos del día. A las 10:00 h se ponen con ellos, y cuando acaban la mayoría de sus jornadas, pueden dejar sus agendas, ordenadores, asuntos y obligaciones aparcadas en la oficina hasta la mañana siguiente.
Vamos a dejar de lado a las mentes privilegiadas, y vamos a despedirnos por segundo año del CEPA Teresa Enriquez, esperando regresar el próximo curso, porque ha sido un centro en donde se me ha tratado genial, donde hay muy buen ambiente, unos compañer@s excepcionales y lo más importante un alumnado magnífico y fenomenal. Alumnas geniales que te exigen cada día lo mejor de tí para mostrarles el camino a su formación como educadores infantiles.
Ellas lo saben,ya se lo hice saber y aquí sólo quiero dejar el mensaje "Para encontrarse fenomenal a esta clase debes entrar y el día a día te hará mejor por lo que acabo el curso 100% superior."