Con esta dinámica he querido que cada quien sea capaz de expresar los aspectos más importantes de su propia imagen, centrarnos en lo positivo de cada uno de nosotros, compartir aquello que llevamos dentro y que normalmente queda escondido. A priori es una dinámica difícil porque implica partir de un buen nivel de autoestima. Pero también puede servirnos para detectar cualquier problema de autoestima que tengan y poder así animarles a que hablen con el o la orientador/a. Es mejor realizar esta dinámica con adultos o alumnos/as mayores de 16 años. Para llevarla a cabo hace falta contar con papel y rotuladores o ceras de colores para cada participante.
La dinámica consiste en una reflexión sobre las capacidades personales de cada uno, las capacidades "positivas" que hemos ido adquiriendo y desarrollando desde pequeños hasta ahora.
Este es un ejercicio importante para realizarlo cuando dispongamos de tiempo suficiente y con calma, pues se trata de reconocerte a ti mismo como un tesoro valioso que tiene que desarrollar muchas de sus cualidades.
En primer lugar, pediremos que cada participante haga una lista de todos los valores positivos: por ejemplo cualidades personales (valentía, organización...) sociales (saber escuchar...), físicas (fuerza, rapidez....), intelectuales (creatividad...) Durante 10 o 15 minutos hay que hacer una lista lo más larga posible de las cualidades positivas que creemos tener o pensamos que los demás ven en nosotros.
“Piensa en todos tus “talentos” con detenimiento, es importante que no te precipites, que vayas despacio, con calma y que sobre todo que seas muy sincero contigo mismo. ¡Adelante!”
Después hay que escribir, durante otros 10 o 15 minutos, la lista de todo aquello que hemos conseguido gracias a nuestras capacidades, hay que pensar en cosas que nos han salido bien y con las cuales estamos contentos por pequeñas que sean (ayudar a alguien, aprobar un examen complicado, donar sangre, conseguir una meta que te habías propuesto, resolver un problema que tenías,...)
Con ambas listas ya preparadas se pasa a dibujar el árbol, un árbol con raíces, tronco y ramas.
En las raíces vamos a situar los valores, la raíz será más larga cuanto más grande creamos que sea esa cualidad en nosotros, un árbol tendrá algunas raíces grandes, pero otras más pequeñas. Hay que escribir en cada raíz el valor al que corresponde. Después dibujamos el tronco y las ramas, las ramas se van a corresponder con aquello que hemos logrado, al igual que antes una rama grande se corresponderá con un éxito grande y una rama pequeña con algo más pequeño. Hay que escribir ese éxito al que corresponde cada rama. Para el dibujo del árbol se puede dar algo más de 30 minutos. Al final, los dibujos se ponen en círculo, en una mesa o en el suelo. Todos los participantes pasan en círculo viendo los distintos dibujos que han hecho los compañeros.
De forma voluntaria cada uno comenta el árbol que ha dibujado y las cualidades o éxitos que ha dibujado. Cuanto más jóvenes sean los participantes es muy usual que cualidades evidentes de esa persona no hayan sido reflejadas. No es un mal momento para que el animador de la reunión las indique.
Dependiendo de las características de los participantes se puede optar por otras formas de que cada uno comente su árbol, por turnos, sin mostrarlo directamente al principio...
Para finalizar con la dinámica o incluso a modo de conclusión, se pueden lanzar algunas preguntas: ¿estoy satisfecho con mi árbol? ¿ha sido difícil dibujarlo? ¿qué cualidades o logros he olvidado? ¿cómo han reaccionado los demás ante mi árbol?